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Que tengamos elecciones parlamentarias es más que un
derecho y un clamor, una necesidad vital para el futuro de la democracia
en Venezuela, para superar la profunda crisis por la que atraviesa la
República en la actualidad. Los pasos son: que el Consejo Nacional
Electoral (CNE) informe la fecha, convoque de inmediato a las
elecciones, publique el cronograma electoral y comience los preparativos
para ofrecer a los venezolanos la posibilidad de expresarse mediante el
sufragio, de tal manera que se puedan dirimir pacíficamente las
diferencias políticas en un nuevo parlamento que sea el reflejo de la
realidad política y social del país.
Las exigencias públicas que Súmate ha hecho al CNE desde finales de 2014
de que informe a los ciudadanos la fecha de las elecciones
parlamentarias, a la que se han sumado diversas organizaciones de la
sociedad civil, partidos políticos y personalidades, se ha transformado
en un tema de agenda pública, pero es necesario hacer dos precisiones:
en primer lugar el debate acerca de la fecha de las elecciones es una
consecuencia de la opacidad y falta de transparencia del CNE cuando sin
ninguna justificación técnica, convocó a las elecciones parlamentarias
de 2010 en septiembre, las presidenciales de 2012 en Octubre y retrasó
más de un año las elecciones municipales, obedeciendo a los cálculos
políticos y los intereses del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV);
en segundo lugar, las elecciones parlamentarias deben realizarse el 6 de
Diciembre de 2015 y deben ser convocadas de inmediato, de esta manera se
cumpliría con el texto constitucional (artículo 219) que establece que
el nuevo parlamento debe tomar posesión el 5 de enero de 2016 y tiene
que ser electo cerca de esta fecha, y que se cumplirían adicionalmente
con las buenas prácticas electorales de disponer un cronograma holgado
para unas elecciones tan complejas como las parlamentarias.
Es importante destacar que 9 de las 11 elecciones parlamentarias
realizadas entre 1958 y 2005 fueron en la primera semana de Diciembre,
una en la primera semana de noviembre en 1998 y en el año 2000 se
realizó en Julio, ya que esta última fecha obedecía a un proceso de
relegitimación de poderes posterior a la Asamblea Nacional
Constituyente. Esto ratifica la tradición electoral de realizar estos
procesos electorales en Diciembre y confirma un hecho significativo: las
elecciones parlamentarias no han sido aplazadas ni postergadas en
ninguna oportunidad en la historia de la democracia venezolana, con lo
cual, si los rectores del CNE estuvieran pensando postergar más allá de
Diciembre 2015 las elecciones, estaría no solo colocándose de espaldas a
los ciudadanos y a la historia, sino que estaría respaldando la
instauración de un gravísimo Estado de Facto y dándole un Golpe de
Estado a la Constitución de la República.
Los ciudadanos que viven las vicisitudes de la realidad social y
económica venezolana actual, tienen hacia la política una repulsividad
rabiosa o resignada, generada por el desconcierto de un sistema que no
responde hoy con exactitud y oportunidad a los enormes problemas que deben
enfrentar a diario: una inseguridad desbordada, una inflación que
consume la capacidad de compra del salario, una profunda escasez que
consume el tiempo y la paciencia de los ciudadanos, una crisis
hospitalaria y sanitaria sin precedentes, un deterioro alarmante de la
calidad de la educación y un acelerado aumento de la pobreza.
Sin embargo, asistimos a una reconfiguración de la realidad política en
la cual identificamos dos tendencias profundamente renovadoras: en
primer lugar, los ciudadanos que se han manifestado indiferentes durante
años están abandonando la aceptación pasiva y acrítica de la realidad
mediante el redescubrimiento de su capacidad para generar cambios a
través de la protesta, la participación y la organización ciudadana; y
en segundo lugar, el reconocimiento de que es necesario renovar a través
del voto las instituciones democráticas que no están hoy a la altura de
sus objetivos humanísticos, no sólo porque no resuelven los problemas
objetivos de las personas, sino porque no están en capacidad ni siquiera
de otorgar a todos igual libertad, iguales derechos e igual dignidad.
Es masivo el reconocimiento de que las elecciones son hoy el único
camino hacia la paz: cientos de protestas semanales, ocultadas muchas de
ellas a través del control oficial de los medios de comunicación; y la
intención de participar en elecciones de más del 90% de los ciudadanos
que reflejan las encuestas o estudios de opinión, son los dos argumentos
más poderosos para respaldar esta afirmación que hacemos desde Súmate
ante todos los venezolanos.
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